
Cada paseo en moto era como si estuviéramos en un templo de dos ruedas New Age, y como si fuera un ritual, siempre terminamos hablando de cosas espirituales. Al final eso es lo que tiene India. Casi sin quererlo, siempre terminas hablando de cosas más profundas: espiritualidad, Karma y muerte, que al final es vida. Eso me gusta. Esta vez, Akash empezó a hablarme de su experiencia en Varanasi, la ciudad sagrada donde los hindúes creman a sus muertos. La ciudad famosa, de la muerte y la vida. "Kashi", la cuidad de Dios.
13 de diciembre
Volvimos de noche con la moto por las callecitas de Rishikesh. La ciudad parecía más hermosa, el puente colgante estaba iluminado semejándose a una escalera horizontal que cruzaba el Ganga de lado a lado. Las puntas piramidales de los templos también lo estaban, parecía que tocaban el cielo. De día la ciudad es bastante intensa, con mucha gente dando vueltas. Ahora todo estaba calmo. No había nadie, solo las montañas, la selva y el silencio.
Cada paseo en moto era como si estuviéramos en un templo de dos ruedas New Age, y como si fuera un ritual siempre terminamos hablando de cosas espirituales. Al final lo que tiene India y su gente es que siempre terminas hablando de cosas profundas casi sin quererlo, aunque estés en el mercado, caminando por la calle en una charla con un desconocido o paseando en moto. Siempre terminas hablando de espiritualidad, Karma y muerte, que al final es vida. Eso me gusta.
Una vez más, Akash empezó a contarme una historia. Esta vez, fue su experiencia con la muerte en Varanasi, la cuidad de los fuegos sagrados.
Tiempo atrás yo le había preguntado cuál era su ciudad india favorita. Casi en forma random como retomando una conversación antigua, empezó a hablarme de Varanasi y de los tiempos en que él había vivido ahí.
Benarés en Hindi, Varanasi en ingles- es la ciudad más sagrada para los hindúes. La llaman Kashi, la ciudad de Dios y la consideran la ciudad de Shiva, uno de los tres dioses más importantes de la trinidad hindú.
Es una de las ciudades más antiguas de India y también del mundo.
Fue, y aún es, un centro cultural, filosófico y de música clásica más importantes de India pero por sobre todo es una ciudad sagrada: un centro espiritual, religioso y de peregrinación.
Varanasi es la ciudad donde los hindúes llevan a sus muertos a los crematorios a cielo abierto a las orillas del Ganges para los rituales de purificación.
Akash empezó a contarme que se fue de casa de sus padres en el desierto de Rajastán a los 19 años. Como es común en India, sus papás querían que el continúe con el trabajo familiar, así que le habían prohibido que estudiara. Un día se cansó y decidió irse solo a Varanasi.
- Después de estar dos días en Kashi ya quería irme.
En frente de su casa había una especie de "asilo" donde las personas mayores o enfermas iban a alojarse para ir a esperar la muerte y tener el privilegio de morir en Varanasi. Según la tradición, si morís en la Kashi, la ciudad sagrada, se corta la rueda del Samsara, el ciclo de reencarnaciones en la tierra y el alma alcanza por fin el Moksha– la liberación- y así deja de renacer.
–¿Pero porque alguien no quisiera volver a vivir otra vez?- Le pregunté con mi cosmovisión accidental en la mano. – Mucho sufrimiento y dolor acá…Venimos a esta vida aprender y a saldar lo que no resolvimos en la vida pasada. Pero a veces ese aprendizaje y esa evolución de nuestra alma no es fácil, implica sufrimiento. La vida implica sufrimiento. Cortar la rueda de reencarnaciones en la tierra nos supone ir hacia otro plano, dejar de sufrir y alcanzar la verdadera paz. Un nuevo despertar, un encuentro con Dios.
Esos hospicios se llaman Mukti Bhawan y Moksha Bhawan, significan "casa de liberación "y "casa de iluminación". Como su palabra lo dice, son espacios simples donde las personas se alojan para hacer sus rituales y esperar lo inevitable, que según ellos creen no es simplemente la muerte, sino más bien alcanzar el Moksha, la liberación absoluta de las reencarnaciones. Entonces traten de imaginarse la energía de Varanasi. La vida a través de la muerte. Una verdadera trasmutación de la energía.

-En Varanasi, todos los días veía desde mi balcón como llevaban a los muertos en los autos para llevarlos a los crematorios. Y después los familiares cargaban el cuerpo cubierto con telas naranjas y flores en sus hombros, y así los llevaban en una peregrinación hasta las orillas del Ganges para la cremación. En el camino gritaban Ram Naam Satya Hai: "Dios es verdad". Y ahí está, una vez más: Dios es el único camino posible, la muerte y la vida. (…) No podía soportarlo, me daba mucho dolor. No sabía cómo lidiar con la muerte. Desde niño hubo muchos tabúes en mi familia, mis papas nunca hablaban de eso, creo que por eso nunca pude asimilarlo. En un momento, ver pasar a los muertos desde la ventana se me hizo insoportable, entonces decidí irme. Tomé mis cosas, hice mi valija y preparé todo para volver a Rajastán. Esa mañana me levanté de madrugada para ir a tomar el tren. Me senté a fumar un cigarrillo en el balcón y vi a un hombre enfrente en el asilo haciendo poojas- ofrendas-, en un pequeño altar en la puerta del lugar. Me quedé mirándolo. El hombre se puso a limpiar el pequeño templo. Y no sé que pasó ahí, pero de repente sentí algo que me hizo bajar e ir a ayudarlo, fue una sensación extraña. Pero bajé y le pedí permiso para ayudarlo . El hombre me dijo que no era necesario. Yo insistí. No sé de donde salió eso. Finalmente lo ayude a limpiar todo el lugar y preparar toda la pooja de ese día. Después me invitó un chai y nos pusimos a hablar. Me dijo que volviera para la cena, le dije que me estaba yendo de Varanasi. Me pregunto porque me iba y ahí le conté mi tema con la muerte. -La muerte es parte de la vida- me dijo-, no es nada malo. Cada día que yo veo pasar los muertos en los carros me recuerda lo cerca que estamos de la muerte y eso me demuestra la importancia de la vida, y que es lo verdaderamente importante en realidad.- Lo recuerdo como si fuera hoy. El viejito hizo una pausa y luego continuó, como si debiera tomar coraje para decirlo: -La vida es más corta de lo que creemos, pero al final la vida que importa no es esta, es la otra vida: la verdadera, la del alma. Este es solo un aprendizaje, un tránsito, un juego. Un proceso de nuestra alma encarnada en un cuerpo.finito. Debemos hacerlo lo mejor que podemos, por supuesto, y continuar evolucionando, pero sin olvidarnos que es lo que verdaderamente importa. Accionar en esta vida pero sin apegarnos a los resultados, como dice el Baghavad Gita. "Karmanye vadhikaraste, ma phaleshu kadachana: Tienes derecho a realizar tu deber pero no a los frutos de la acción". No tiene sentido apegarnos a este cuerpo y a esta realidad material, porque ambos son pasajeros. Entonces ver los cuerpos pasar, es buen recordatorio para reafirmar cuales son nuestras prioridades, para apreciar lo que sí importa, y para disfrutar la vida. Al final no tiene sentido hacerse problema por lo material, porque ahí no es donde está el verdadero desafío. ¿Que sentido tiene perder nuestro eje y el verdadero propósito de nuestra alma en una vida que no es la relevante? No hay que tener miedo. No somos solo cuerpo y la muerte no es más que un nuevo comienzo, es solo un cambio de forma. Debemos tener la suficiente sabiduría para empezar a cultivar la otra vida. A eso venimos.

-Hablamos de la muerte por un rato- continuó Akash- El hombre me terminó convenciendo para que me quedara y lo ayudará en el asilo. Después de pensarlo un poco accedí. Aún no recuerdo porqué, pero accedí.
Trabajé casi un año en ese lugar donde los enfermos terminales y los ancianos iban a esperar la muerte, iban a elegir morir ahí porque morir en Kashi es un privilegio y una bendición. Es la verdadera purificación del alma.
Akash les hacía el check in para decirlo de una manera sencilla. Les tomaba los datos y los ingresaba. Mientras yo me apegaba a su espalda en la moto para no perder el rastro de la historia, me contó sobre el día en que un hombre que le regaló las últimas 1000 rupias que tenía.
-Ya no lo voy a necesitar. Lo único que necesitaba realmente era venir acá, esto es todo lo que quiero ahora. El dinero es solo un papel, no sirve para nada. Nunca sirvió para nada. Como equivocamos tan a menudo cuál es el verdadero alimento de nuestra alma.
¿Cuál es el verdadero sentido de la vida?... A veces cuesta entender…Por suerte ya estoy acá y sé que este es mi ultimo destino. Llegue a donde necesitaba llegar, me voy en paz, estoy listo para esperar la muerte, porque estoy listo para alcanzar la liberación.
Om Namah Shivaya. Esto es todo lo que mi alma necesita.
Ojalá este papel te lo recuerde a vos también, para que no equivoques de cual es el verdadero sentido de nuestro paso en esta vida.
Se hicieron muy amigos, compartían interminables chai y preparaban juntos las poojas. Y como a tantos otros, lo despidió y vio su cuerpo esparcirse por los aires y mezclarse con lo sagrado.
– Ese billete lo puse en un cuadro y lo tengo como un recordatorio de la muerte, pero más que nada de cómo quiero vivir mi vida. No me quiero perder de nuevo en esta pantalla que tenemos delante, que parece la realidad pero no lo es. Seguro me pierdo de nuevo, uno se pierde y se encuentra todo el tiempo, pero con algunos recordatorios uno vuelve mas rápido.
Siempre nos perdemos, somos humanos.
Ése es nuestro aprendizaje y nuestro recorrido. A eso vinimos, pero que lindo saber los puntos donde volver. Puntos que nos recuerden lo verdadero, lo que sí importa en medio de esta Matrix e ir abriendo los ojos poco a poco y expandiendo nuestra consciencia, es esta escuela-vida como dice el Baghavad Gita.
Darse cuenta que nos perdimos también es de alguna manera seguir en el camino.
Saber volver también es un arte.

Y así, Akash veía llegar a los mismos que luego despedía, días o meses después. Esa fue la forma que el destino- o el Karma- encontró para enseñarle a atravesar la muerte. Ir más allá de lo que aborrecía y empezar a vivir con eso cada día.
No sé como empezó a hablarme de esto, pero yo desde el primer día que había llegado a India ya quería irme.
No dejaba de preguntarme qué hacía acá. Después me repetía casi automáticamente como un mantra:
– Si lo sé, estoy tratando de encontrarme. Necesito este tiempo para estar conmigo, tengo que estar acá. Corrijo: elijo estar acá.
Akash me preguntó si yo sentía la energía del lugar y de las cosas en general. Me dijo que sentir la intensidad de la energía es una señal. Que es algo bueno. Que a veces es nuestro cuerpo el que se resiste a aprender. Que como todo necesitamos tiempo y en esa paciencia de entendimiento está la clave.
Él quería irse de Varanasi al segundo día que llegó y finalmente terminó siendo el lugar que tanto le enseñó sobre la vida- y la muerte también, que es parte de la vida, ¿no?-.
Que las cosas hay que atravesarlas, que por algo llegan en esa forma a nuestro camino y que cada cosa que viene a nuestra vida es para enseñarnos algo. Como un regalo del cielo, una lección de vida.
La única manera en que se producen los aprendizajes más profundos es atravesandolos.
El sufrimiento y la incomodidad es la forma que la vida tiene para sacarnos de nuestra zona de confort no confortante y mostrarnos en donde tenemos que trabajar.
Creo que por eso me contó esta historia, sin saber que yo adentro mio odiaba estar acá.
– Si esto es un aprendizaje yo a esta altura de mi vida ya tuve suficiente…
¿ Se puede pedir recreo? Ya me cansé de aprender - Nos reímos los dos.
La noche de Rishikesh estaba más calma que nunca. Escucharlo me dio algo de esperanza. Quizás si la palabra muerte pudiera incluirse dentro de la vida y dejaran de ser opuestos, la entenderíamos de otra manera. Como parte y no como fin. Quizás como un nuevo comienzo, como ellos la entienden. Sin tanto fatalismo, con esperanza y hasta algo de alegría. Quizás es solo una cuestión de falla conceptual. Quizás en vez de darnos miedos nos daría coraje y la profundidad necesaria para ver más allá de lo que tenemos en frente. Un tesoro que perseguir al final del Arco Iris.

-Cuando tengas un problema, déjalo en las manos del Ganga. Él se encarga de todo.
Acá la gente va y le ofrece los problemas al Ganga. Los deja ir con el agua y con fe.
Me lo quede en la mente. Le iba a ir regalando varias cositas al Ganga con el paso de los días.
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Lecciones
Los aprendizajes son curiosos.
Los mayores aprendizajes no están vestidos de aprendizajes,
más bien suelen disfrazarse de desafíos, obstáculos, desilusiones, problemas y confusiones.
Así es que nos enseñan,
sacándonos de nuestra de confort de conocimiento,
Llevándonos a otros terrenos desconocidos,
a los cuales no vamos nunca porque simplemente no nos gustan,
no nos sentimos cómodos.
A veces nos agarran desprevenidos
fuera de planes, fuera de todo control y expectativas. Nos paran por la fuerza.
Ese es su truco, y probablemente la única manera.
Nos confunden, nos desestabilizan, nos frustran, nos enferman, nos dejan atónitos, nos inmovilizan. Se buscan su terreno propicio para que nuestros conocimientos ya no sirvan y tengamos que incorporar otros. Para forzarnos a dejar de lado nuestros saberes amarillentos y desajustados y saquemos de nuevo el delantal de aprendiz por la fuerza y por resignación.
Y ahí es cuando lentamente,
muuuy muuy lentamente y solo en el momento justo
Se van quitando el disfraz,
no sin devastar primero a alguna parte de nuestra mente, nuestro cuerpo o nuestro corazón.
Y ahí cuando logran matar eso viejo,
es cuando hacen espacio para lo nuevo.
Sonríe. Es una buen noticia.
La vida no te ha olvidado.
Solo estás en el ojo del huracán preparando tus alas para que puedan convertirse pronto en mariposa.
Bienvenido a la escuela.
Seguís en camino.
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