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16 ~ Vivir en un Ashram. Parte 4: Lo importante.





“Cuando las modificaciones de la mente se han debilitado, la mente se vuelve como un cristal transparente. Cuando se purifican los recuerdos, las memorias, los conocimientos previos y la imaginación, la mente parece estar desprovista de su propia naturaleza y sólo el objeto que está enfrente parece brillar”.

24 de Diciembre

La Gurú mujer también transmitía una energía inmensa cuando te miraba. Cada día después del Aarti, ella daba un Satsang, una charla espiritual donde cada uno podía hacerle preguntas y ella respondía. A veces eran cuestiones prácticas sobre cómo aplicar la espiritualidad a la vida cotidiana, a veces eran cosas más profundas- como si lo primero no lo fuera-. También solíamos ir, por supuesto. La vida en el retiro era intensa.


Los chanting iban mejorando, o quizás yo iba comprendiendo un poco más. Al final, no solo era cuestión de leer y estudiar, sino de tiempos, como todo. Tiempos para que la inercia del cuerpo y de la mente paren, se calmen, vayan más despacio, permitan que se abran otros procesos, externos e internos. Casi no salía del Ashram más que para ir a las orillas del Ganga que estaba justo en frente, a meditar, al Aarti o a comprar algunos frutos secos a la misma cuadra.

Tomaba caminatas dentro del Ashram a paso lento entre los jardines y los corredores llenos de los dioses hindúes. Encontraba mis lugares de paz. Poco a poco mi cuerpo y mi mente se iban calmando, como si fueran encontrando otro ritmo de ser. Entendía un poquito más la filosofía y los cantos de los Sutras se me iban pegando a la mente. Podía tararearlos casi en forma inconsciente y sonaban mejor. También podía contarle un poco de todo eso a la gente que llegaba a conocer el Ashram y me preguntaban qué estaba haciendo ahí. Las charlas entre nosotros también se volvían más interesantes. Debatíamos más y nos preguntabamos cómo poder encajar todo lo que íbamos aprendiendo en la vida cotidiana. Los Satsang ayudaban a eso, bajar los conceptos teóricos a la realidad que al final eso es lo que necesitábamos, aplicarlo.

La vida dentro del Ashram parece dura, pero al final uno se termina dando cuenta que es fácil y casi un regalo implementar todo eso cuando estás ahí adentro, entre personas que cultivan lo mismo que vos, entre charlas espirituales, entre horarios estipulados de Yoga, meditaciones, silencios voluntarios, paz, tiempo para uno mismo y momentos introspectivos. Personas que se ocupan de cocinarte y de ayudarte con lo que necesites. Pero no íbamos a vivir toda la vida en un Ashram, por lo menos no por ahora, así que el verdadero desafío iba a llegar- también– cuando nos fuéramos de acá. Cuando volviéramos a insertarnos en el mundo real, ese que no cambio, ese que sigue igual, ese que nos va a intentar arrastrar a lo mismo que nos arrastró antes, ese del cual nos escapamos, ese del cual buscamos un respiro en este mundo paralelo. 

Enfrentarnos a la misma realidad y darnos cuenta que- seguramente-nosotros no cambiamos tanto en tres semanas acá adentro como pensamos o cómo la gente espera, como esos momentos reveladores que uno se imagina encontrar idílicamente. Empezar a entender que los cambios verdaderos se construyen día a día y requieren tiempo y compresión, que es casi lo mismo. Que aún vamos a tener que lidiar con nuestros fantasmas, probablemente los mismos que dejamos congelados esperando por unos días.



No señora, aún no llegue a volverme Buda– contestaré cuando me pregunten cómo esto cambió mi vida, pero sé que ahora estoy un poco más despierta, más conectada, más alerta y con nuevas herramientas.  Sé por lo que he transitado. Los cambios son más pequeños y menos estruendosos de lo que uno imagina y a veces- como todo- casi siempre se esconden en las pequeñas cosas. Seguramente volveré a tropezar con piedras similares,- probablemente con las mismas-, pero ahora puedo identificarlas desde otro lugar, reconocerlas como viejas amigas y agradecerles por ser desafío. Entender que por y  gracias a ellas quizás es la única forma en que se produce el aprendizaje. ¿Cómo saber que comprendimos si no hay situaciones reales donde probarnos a nosotros mismos? Linda manera de mirar los desafíos, ¿no? Sé que no son reales, que no son pozos donde caer sino obstáculos a ser resueltos. Que es solo un juego de enseñanzas necesarias para ir evolucionando en este camino que es la vida, y que también consiste en tener la lucidez para encontrar la alegría y la felicidad en ese mismo proceso.

Tengo más herramientas, y sobre todo herramientas que no me pertenecen, herramientas que se activan cuando suelto el control- o cuando lo tomo verdaderamente, depende desde donde se mire-. Y me entrego a confiar, confío mucho en eso que está más allá de mí y me detengo a percibir las señales, con más empeño y más fe, y trato de seguirlas…

AUTOBIOGRAFÍA EN CINCO ACTOS, del El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte, de Sogyal Rimpoché. ​

1◀ Bajo por la calle. Hay un hoyo profundo en la acera. Me caigo dentro, estoy perdido… me siento impotente. No es culpa mía… Tardo una eternidad en salir de él.

2◀Bajo por la misma calle. Hay un hoyo profundo en la acera: Finjo no verlo. Vuelvo a caer dentro. ¡No puedo creer que esté en el mismo lugar! Pero no es culpa mía. Todavía me lleva mucho tiempo salir de él. 3◀Bajo por la misma calle. Hay un hoyo profundo en la acera. Veo que está allí. Caigo en él de todos modos… es un hábito. Tengo los ojos abiertos. Sé dónde estoy. Es culpa mía. Salgo inmediatamente de él. 4◀ Bajo por la misma calle. Hay un hoyo profundo en la acera. Paso por al lado. 5◀ Bajo por otra calle.

Que linda manera de entender los procesos. Quizás se llama “autobiografía” porque podemos ubicar nuestros aprendizajes en él. Después de 4 años de relación, después de muchas repeticiones, de 6 meses en India y 9 más en Asia, ahora no se si evolucioné tanto como bajar por otra calle, pero seguro que al menos intento pasarle por al lado.





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Aún hoy, 10 meses después puedo recordar todos los primeros Sutras de memoria como si fuera una canción. Patañjali era un hombre sabio. Cada Sutra son frases cortas que resumen lo esencial de la filosofía yóguica, escrito de una manera fácil y práctica para poder recordarlo. El problema es que ya no sabemos sánscrito, entonces lo que en su momento era fácil ahora se volvió difícil.


अथ योगानुशासनम् 1- Atha yogānuśāsanam


योगश्चित्तवृत्तिनिरोधः 2- Yogah cittavṛttinirodhaḥ


तदा द्रष्टुः स्वरूपेऽवस्थानम् 3- Tadā draṣṭuḥ svarūpe’vasthānam

वृत्तिसारूप्यमितरत्र॥४॥ 4- Vṛttisārūpyam – itaratra


वृत्तयः पञ्चतय्यः क्लिष्टा अक्लिष्टा 5- Vṛttayaḥ pañcatayyaḥ kliṣṭā akliṣṭāḥ


प्रमाणविपर्ययविकल्पनिद्रास्मृतयः 6- Pramāṇa viparyaya vikalpa nidrā smṛtayaḥ


1- Ahora, empieza la práctica del Yoga. 2- Yoga es el control, la regulación sin esfuerzo de las modificaciones de la mente. 3- En ese momento de meditación, el Ser permanece en sí mismo, descansando en su propia naturaleza: la Autorrealización.

4-En otros momentos, cuando el Ser no está en ese estado de realización, parece tomar la forma de las modificaciones de la mente, asumiendo la identidad de esos patrones de pensamiento.

Es decir que en esos momentos de no realización– que ufff, son muchísimos- el Ser se identifica con la mente y esa es La Gran Ilusión en la que vivimos. En la confusión y la trampa de pensar que somos lo que nuestra mente piensa, esos pensamientos agitados, indomables, confusos, cambiantes…Pero la buena noticia, es que no lo somos. Y el Yoga apunta en gran parte a ese entendimiento, simple y a la vez complejo, porque atraviesa justo la experiencia basada en nuestros propios sentidos.

5-Estos patrones de pensamiento, se dividen en 5 clases: algunos dolorosos y otros no dolorosos y son los siguientes: 6- 1/ conocimiento válido 2/concepciones erróneas 3/ imaginación 4/ sueño 5/ memorias.

Y explica cada una de estos cinco patrones, uno por uno. Luego continúa:

अभ्यासवैराग्याभ्यां तन्निरोधः॥१२॥ 12- Abhyāsavairāgyābhyāṁ tannirodhaḥ

तत्र स्थितौ यत्नोऽभ्यासः॥१३॥ 13- Tatra sthitau yatno’bhyāsaḥ|

स तु दीर्घकालनैरन्तर्यसत्कारासेवितो दृढभूमिः॥१४॥ 14- Sa tu dīrghakālanairantaryasatkārāsevito dṛḍhabhūmiḥ

दृष्टानुश्रविकविषयवितृष्णस्य वशीकारसञ्ज्ञा वैराग्यम्॥१५॥ 15-Dṛṣṭānuśravikaviṣayavitṛṣṇasya vaśīkārasañjñā vairāgyam

13- Estos patrones o modificaciones de la mente, son dominados mediante la práctica y el desapego.

14-Práctica significa elegir realizar con esfuerzo esas acciones que nos traen un estado mental estable y tranquilo.

15- Ese es un camino continuo, sin interrupción, con devoción, sinceridad, respeto, reverencia, actitud positiva y atención. Cuando se practica en forma continua se alcanzan raíces estables. Cuando la mente pierde el deseo por los objetos adquiere un estado de control total de los deseos, a eso se le llama desapego.

El objetivo o ese estado supremo a perseguir, es llamado Samadhi y para alcanzarlo es necesario que todas las modificaciones o fluctuaciones de la mente retrocedan al campo mental de donde surgieron. Samadhi es un concepto complejo que hace referencia a un estado de unión, realización y paz interior. Un estado en el que la mente alcanza un nivel de conexión tan particular con la realidad que trasciende las distracciones y movimientos cambiantes de la mente y  junto con eso,  las limitaciones del ego.- Quizás así conceptualizado suena algo idealista, o no, pero que lindo aunque sea poder caminar en esa dirección-

La mente se vuelve completamente absorbida en el objeto de meditación y los límites entre el observador y lo que se observa comienzan a disolverse. Se alcanza un estado de realización profundo, que se siente como éxtasis o felicidad pura que se experimenta en una realidad distinta: una realidad Suprema. Esa realidad se vivencia como una verdad porque se experimenta directamente en el cuerpo, a través de los sentidos, en la experiencia personal de cada uno. Algo ínfimo pero similar es lo que a veces sentimos- si tenemos suerte-  cuando meditamos. Esa sensación de entrar en otro tipo de espacio, donde  nuestro cuerpo desaparece y los limites que nos contornean se sienten expandirse. Como si estuviéramos en otro plano, en un mundo paralelo. Para esto, salvo que uno sea un iluminado o un alma superior que ya haya transitado varias vidas de trabajo, se necesita un proceso arduo. Los Sutras de Patañjali establecen un camino sistemático para alcanzarlo a través de la fe, la fuerza, la memoria, la meditación y la sabiduría.

Patañjali describe cada cosa en detalle. Cada momento, cada dificultad práctica que nos encontramos en el proceso  y cómo superarlos. La meditación, la respiración, la disciplina, el estudio, la práctica. Todo está ahí. Es una luz  y un camino para entender y superar el sufrimiento. Una forma de acción, o al menos una manera de empezar a tratar de entender, de abrir los ojos y de estar advertidos de cual es la realidad que importa  y de la inmersión fantasmática en la cual vivimos. 

Identificar que es real y que no lo es, que es esencia y que es máscara y que distracción. Quien soy yo, que es mi Ser y que es mi Ego.

Nos identificamos y sufrimos por los dolores de la mente, que no son reales, que no son nuestra esencia. Sufrimos por malentender la naturaleza de las cosas. No somos nuestra mente, pero el espejo y los sentidos nos confunden. Nos muestran el cuerpo, la mente y el ego y ahí nos quedamos atrapados, en la trampa de la imagen- no tan alejado de lo que plantea el psicoanalisis-. Pero somos más que eso. Por eso me gustan los Bindis, porque te recuerdan  que hay algo más allá, y te lo muestran ahí, justo en el medio de tu cara, para que cuando te mires al espejo no te lo olvides. Como un recordatorio para el alma. -No sos solo lo que ves, hay más allá. Hay. Más. Allá.

La meditación y el estudio nos llevan a un proceso introspectivo de volver a nuestro centro, a nuestra esencia y recuperar la verdadera naturaleza de las cosas: lo que realmente somos. La deconstrucción y construcción de una nueva manera de mirar. La otra realidad, la que nos vemos, la que no es tan obvia, la que no se deja atrapar tan fácil por la positividad de la ciencia, pero donde dicen se encuentra la paz que tanto buscamos. Y ahí, la intensidad que ponemos en el proceso cuenta. El sentimiento, la convicción, la dedicación y la entrega también.

Complejo y hermoso. Me da paz. Por momentos se ve tan claro. Y pensar que hay gente que todavía  piensa que el Yoga es solo contorcionismo, pararse de cabeza y jugar a la flexibilidad. Si fuera solo eso sería más fácil y se convertiría solo en un deporte más. Afortunadamente, Yoga es más que eso y esto es la prueba. Es una llave- más-. Es un camino para transitar, para entender, para la liberación, de nuestra mente y de nosotros mismos.

Obviamente, esto es un humilde prefacio que como todo prefacio, es solo el principio. La doctrina es bien profunda, bien compleja y mucho más interesante también. Pantañjali, quien según la tradición, fue el autor de estos principios yóguicos fue detallado, consecuente y claro y se tomó su tiempo para explicar cada cosa con abundancia. Solo hay que ir a las fuentes, con amor , estudio y dedicación, como toda doctrina.



Eso es lo que hacemos por estos días en un cuartito humilde todo pintado de blanco, 7 personas en vísperas de Navidad y Año Nuevo, sentadas en unos almohadones en el piso de un Ashram en Rishikesh.

Esto es solo un compartir muy humilde y muy general, pidiendo perdón por la imprecisión que pueda haber en la simplificación de la interpretación, que no es más que un intento de acercarnos a una verdad, como cada uno puede y con los conocimientos que cada uno tiene en cada momento particular. Pero que lindo tomarnos un tiempo para pensarlo aunque sea. Que lindo por lo menos intentarlo.

Aquí algo de lo que conocí por esos días, algo que sufrí y también amé. Una semilla a ser plantada en nuestras almas para empezar a entender aunque sea un poquito del GRAN universo que es el Yoga.

Ojala algo de todo eso resuene, poco a poco, en nuestras inquietudes personales, aunque sea por unos momentos de luz . No es un camino fácil, pero como me dijo un amigo: -Vale la pena caminar por los caminos de los maestros, aunque sea por un momento.

“Cuando las modificaciones de la mente se han debilitado, la mente se vuelve como un cristal transparente. Cuando se purifican los recuerdos, las memorias, los conocimientos previos y la imaginación, la mente parece estar desprovista de su propia naturaleza y sólo el objeto que está enfrente parece brillar”.

Patañjali, Yoga Sutras.



Gracias por leer

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